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La
Investigación Básica en Psicología
Ciencia e Investigación
El hombre cotidianamente realiza preguntas acerca de la naturaleza del mundo que lo rodea. Hay muchas formas de generar respuestas a dichos interrogantes. La investigación científica constituye uno de esos caminos. Como forma particular de generar conocimiento posee varias características que permiten reconocerla. Independientemente de lo audaces, simples o complejas que sean las conjeturas sobre la realidad que los científicos propongan, estas siempre deben ser puestas a prueba empíricamente. Así entonces, la ciencia pone fuerte énfasis en la observación y la experimentación bajo condiciones controladas como fuente de recolección de datos. Cada investigador científico debe comunicar cada uno de los pasos que siguió para obtener sus resultados, para que de esta manera cualquiera que esté dispuesto pueda intentar replicar su labor (Bunge, 1998). Es usual hacer diferencias entre varios tipos de investigación: participativa, estratégica, exploratoria, evaluativa, etc. (Briones, 1998). A los fines de este artículo distinguiremos entre investigación básica y aplicada. La primera es aquella que tiene como objetivo principal conocer los fundamentos de los fenómenos. La investigación básica genera, como producto final, conocimiento. Permite responder preguntas tales cómo: ¿Qué permite que discriminemos los olores? ¿Qué áreas cerebrales se activan cuando recordamos experiencias placenteras?. Si bien la respuesta a ambas preguntas podría ser de importancia en el diseño de tecnologías, la investigación básica no intenta dar soluciones a problemas prácticos ni generar aplicaciones técnicas. Su interés principal es brindarnos una descripción acabada de los fenómenos naturales y sociales, junto a los mecanismos que les subyacen. Recientemente, se la ha definido como investigación guiada por la curiosidad (Dos Remedios, 2000). La investigación aplicada, en tanto, se ocupa de solucionar problemas prácticos, de aplicar conocimientos básicos en el diseño de tecnologías e intervenciones. A partir de estas definiciones surgen algunas preguntas: ¿Debe invertirse en investigación básica? ¿Es pertinente gastar dinero en investigaciones que no contemplen un traspaso directo de conocimientos a aplicaciones prácticas? (May, 1998). Una mirada cuidadosa a la historia de las ciencias revela que gran parte de las herramientas tecnológicas actuales surgieron de investigaciones que, en su momento, sólo intentaron arrojar conocimiento sobre fenómenos inexplorados. La radio y la televisión aparecieron décadas después de la realización de estudios básicos sobre campos electromagnéticos. Las modernas terapias conductuales se asientan sobre miles de experimentos realizados con especies no-humanas, los cuales permitieron explicar los principios básicos del aprendizaje. Estos y otros ejemplos sugieren que es casi imposible establecer a priori la aplicabilidad tecnológica de investigaciones básicas y que, usualmente, transcurre un tiempo considerable entre la realización de la investigación y su aplicación. Asimismo, la persona que realiza la aplicación es casi siempre diferente de aquella que genera el conocimiento básico (Dos Remedios, 2000). Estos elementos sirven para entender porque, en gran medida, la investigación básica es subsidiada por organismos estatales. Psicología e Investigación Básica En relación a la
Psicología, su nacimiento como ciencia separada de la Filosofía, suceso
acaecido hacia finales del siglo pasado en Alemania, esta íntimamente ligado a
la creación de laboratorios de investigación dedicados a procesos básicos de
sensación y percepción. En sus inicios dedicada describir la forma en que la
mente procesa el mundo, la investigación psicológica se nutre más tarde de
temas surgidos de la conflictiva situación mundial de los años 40´ y
50´. Influencia social, conformidad, acatamiento y obediencia, conducta
altruista, formación de actitudes; son algunos de los temas desarrollados por
la psicología social, principalmente americana, de aquellos años.
Paralelamente se desarrolla una intensa investigación interesada en el análisis
experimental del comportamiento en humanos y animales. Si bien en un primer
momento se centra únicamente en variables conductuales, en poco tiempo esta línea
traba relaciones con disciplinas como la farmacología, fisiología y
neurobiología, entre otras. Rápidamente la
psicología toma contacto, tanto en Europa como en América, con la enfermedad
mental. Conjuntamente con el desarrollo de técnicas terapéuticas y el
desarrollo profesional se encuentra un gran cuerpo de investigaciones que
intentan dilucidar cuestiones tales como la efectividad de las distintas técnicas
terapéuticas o los mecanismos que subyacen a las diferentes patologías. De la
mano de la denominada “Revolución Cognitiva”, surgida a partir de la década
del 60´, los procesos mentales internos cobran nuevamente auge dentro de la
investigación psicológica. Razonamiento, toma de decisiones, comprensión y
solución de problemas, desarrollo de conceptos y lenguaje; son algunos de los
temas de investigación de esta corriente. Si bien la imagen
social del Psicólogo esta profundamente ligada a la actividad clínica, su
potencial profesional es muy amplio. Actualmente la Psicología ha experimentado
una gran segmentación: psicología laboral, clínica, sanitaria, son algunos de
los nombres que reciben distintas áreas de esta profesión. Asimismo, nuevas
subáreas emergen continuamente: Psicología ambiental, forense, deportiva, etc.
(Feldman, 1998). Sería erróneo
adscribir la investigación psicológica como un área más. Cada una de ellas
posee su propio campo de investigación, con intereses y problemáticas
particulares. Programas de Investigación Debe destacarse
que la investigación científica no avanza por estudios aislados, ya sea
temporal o geográficamente. Usualmente, un tema de investigación es sistemáticamente
abordado por uno o más grupos de investigación, casi siempre
multidisciplinarios, por un largo número de años, frecuentemente décadas.
Durante este tiempo se realizan múltiples experimentos, cada uno de ellos
respondiendo progresivamente diferentes aspectos del fenómeno. Eric Kandel y F.
Carlsson, recientemente galardonados con el Premio Nobel, constituyen un ejemplo
de esta forma de investigar. El último invirtió casi tres décadas en estudiar
la implicancia del neurotransmisor dopamina en el trastorno esquizofrénico y la
enfermedad de Parkinson (Snyder, 1974). En Córdoba
Capital desarrolla sus investigaciones el Laboratorio de Alcohol, Aprendizaje y
Ontogenia Temprana. Este laboratorio, dirigido por el Dr. en Psicología Juan C.
Molina, posee como objetivo de
trabajo analizar cómo tempranas experiencias con el alcohol (ya sea durante la
vida pre o posnatal) afectan posteriores patrones de detección, reconocimiento
e ingesta de la droga. En humanos, el
consumo de alcohol durante el embarazo puede ocasionar una patología denominada
Síndrome Fetal Alcohólico. El niño con este síndrome posee retraso en el
crecimiento, malformaciones faciales y anomalías neurocomportamentales. La
magnitud de este síndrome esta ligado al volumen de alcohol ingerido y al período
gestacional en que se realizó la ingesta. Considerable volumen de investigación
se ha dedicado a recrear esta patología en animales. Los trabajos realizados
por Molina y colaboradores se diferencian de la anterior línea de trabajo en el
sentido que el modelo animal de exposición etílica temprana generado por este
laboratorio estaría libre (debido a factores relacionados con dosis y tiempos
de administración) de los defectos estructurales clásicos arriba mencionados.
Los sujetos expuestos al alcohol serían normales tanto neuroanatómicamente
como en sus capacidades de detectar, discriminar y adquirir información por
parte del ambiente. Las diferencias en relación con sujetos controles que no
sufrieron dicha exposición temprana surgirían solamente cuando el etanol es
introducido en la situación de aprendizaje. Dos métodos han
sido desarrollados por Molina y colaboradores para exponer prenatalmente al feto
de rata al etanol. En el primero de ellos se introduce una pequeña solución de
etanol en el líquido amniótico, previo al nacimiento por cesárea. Este breve
episodio es suficiente para que, durante la vida posnatal, los animales vean
modificada su reactividad autonómica y comportamental frente al olor del
etanol. Estos mismos animales evidenciaron un aumento en el consumo de etanol así
como una preferencia hacia su olor. Asimismo, se observó que el tratamiento
prenatal interactuaba con posteriores procesos de aprendizaje en los que
participaba el psicotrópico. Esto indica que el feto de rata a término
adquiere información referente a propiedades quimiosensoriales (olor y sabor)
del alcohol y es capaz de expresar estas memorias durante la vida posnatal
(Molina et al, 1995). La segunda manera
de generar la exposición etílica prenatal consiste en la administración de la
droga directamente al estómago de la rata preñada, durante los últimos días
de la gestación. Este procedimiento permitió corrobar la hipótesis acerca de
las posibilidades de adquisición de información, por parte del feto de rata,
de propiedades quimiosensoriales etílicas (Molina et al, 1999). Asimismo,
recientes estudios han reportado que la temprana experiencia prenatal
comprometería tanto atributos quimiosensoriales como incondicionales de la
droga (Abate et al, 2000). ¿Puede el
infante de rata adquirir información sobre el etanol debido a la interacción
con una madre intoxicada durante el período de lactancia? Esta pregunta ha sido
sistemáticamente investigada mediante estudios transversales y longitudinales.
Los datos obtenidos dan cuenta de la capacidad del infante para reconocer el
alcohol en la leche materna y modificar posteriores patrones de respuesta hacia
atributos de la droga. Asimismo, sugieren que se generaría una memoria de
naturaleza aversiva hacia las claves orosensoriales del alcohol (Pepino et al,
1999, Molina et al, 2000). Varios
experimentos indagaron las capacidades de neonatos humanos para detectar y
discriminar el olor del etanol. Se observó, mediante un procedimiento de
exposición repetida con alternancia de olores, que los infantes humanos
detectan el olor del alcohol, lo discriminan de un olor alternativo y retienen
esta información. Asimismo, neonatos cuyas madres han consumido cantidades
moderadas de alcohol durante el embarazo poseen un patrón de respuesta
diferente en relación a hijos de madres abstinentes (Faas et al., 2000). En conjunto, los
resultados arriba descritos refieren la existencia de un período durante la
gestación tardía y las primeras semanas de vida posnatal en el cual la
inmadurez funcional de los sistemas sensoriales no impide la adquisición de
información sobre el olor y/gusto del etanol, así como del estado
interoceptivo que este genera. Futuras investigaciones deberán dar cuenta del
peso de estos tempranos aprendizajes en el establecimiento de patrones de uso de
la droga. Bibliografía -
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Snyder
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